La biblioteca que el agua se llevó

Octubre 2025

Hay lugares dentro de una empresa que no aparecen en los organigramas, ni en los planos, ni en los balances. Lugares que nacen del cariño, del respeto por el conocimiento y del deseo de compartirlo. En ITV, uno de esos lugares era nuestra biblioteca.

No era solo un rincón con estanterías y libros. Era un espacio de pausa y de inspiración. La librería LITERATURA—que había acompañado tantos momentos de calma entre máquinas, proyectos y reuniones— albergaba un universo de historias, de técnica y de arte. Allí convivían manuales de ingeniería, tratados de refrigeración, guías de marketing y diseño industrial con libros de historia, de moda, de arte y literatura. Allí estaban los libros de Octavio Cordón, mi padre y nuestro fundador, libros cargados de anotaciones y pensamientos que hoy valen más que cualquier manual técnico.

También guardábamos álbumes únicos, incunables, y algo aún más valioso: la historia visual de nuestra nave. Día tras día, Octavio Cordón y Vicente Mascarell fotografiaron su construcción, dejando un testimonio gráfico de cómo nació el corazón de ITV. Aquellas imágenes eran más que recuerdos; eran el testamento de un sueño hecho fábrica.

La noche del 29 de octubre, esa biblioteca se convirtió en silencio. Cuando el agua entró, lo hizo sin pedir permiso, sin distinguir el valor de lo que tocaba. En pocas horas, todo lo que habíamos acumulado durante años —más de trescientos libros, álbumes, documentos, fotografías— se transformó en una masa irreconocible de papel y barro. La mezcla de agua, tinta y tiempo formó una sola cosa: una pasta densa, gris, irreparable.

No hubo manera de salvarlos. Cada hoja, cada imagen, cada portada se deshizo entre las manos de quienes intentábamos rescatar algo. Fue una pérdida íntima, más profunda de lo que podría parecer. Porque esa biblioteca era un símbolo de lo que somos: curiosos, aprendices eternos, buscadores de belleza y conocimiento.

Hoy, entre la tristeza y la determinación, hemos decidido reconstruirla. Estamos volviendo a comprar libros, recuperando algunos títulos, encargando otros imposibles de sustituir. Queremos que vuelva a existir ese espacio que nos recordaba que el saber no se guarda: se comparte.

No podremos recuperar todo. Algunos ejemplares, algunas fotografías, se habrán perdido para siempre. Pero la esencia —el espíritu de aprender, de mirar más allá de la máquina, de leer el mundo con curiosidad— sigue intacto. Y mientras sigamos creyendo en ello, la biblioteca de ITV volverá a levantarse, libro a libro, como símbolo de que ni el agua ni el barro pueden arrastrar lo que de verdad nos define.

Cristina.

octubre 06, 2025