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Verano es sinónimo de ola de calor. Sobre todo en países como España. Por eso el hielo es nuestro gran aliado en estas fechas. El origen de esta maravilla culinaria no es del todo conocido. Se sabe que ya en China, Persia o en la Antigua Roma se hacían postres helados con leche y otros ingredientes, pero solo aptos para las clases más privilegiadas.

No fue hasta el siglo XX cuando este capricho se popularizó entre todas las clases sociales. El que tuvo la idea de darle sabor al hielo fue un genio anónimo, aunque para aquellos que se esfuerzan por mantener la línea para llegar al verano con un cuerpo 10, es un suplicio resistirse a la tentación. 

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No obstante, también hay buenas noticias para todos los que estáis inmersos en esa dura operación bikini. Lejos de la creencia popular, los helados de hielo, comúnmente conocidos como polos, tienen un bajo contenido calórico y son un buen complemento para refrescarse antes de la una siesta veraniega.

Su principal ingrediente es el agua, que en algunos casos alcanza el 90% de su composición. Al no emplearse leche en su elaboración, no contienen grasa ni colesterol pero tampoco proteínas. Sin embargo, para potenciar el sabor suelen llevar azúcar en abundancia, y también colorantes para hacerlos más atractivos visualmente.

Por su parte, los polos de sabores frutales están hechos a base de zumo, aunque no suelen superar el 5% o 10% de su composición. Pero… ¿y si los hacemos nosotros mismos en casa?

Polos de sandía

Caseros son mejores

Los polos caseros son mucho más recomendables y además muy sencillos de hacer, pues solo necesitamos fruta, licuadora o batidora, moldes para polos y un congelador. Las recetas pueden ser tantas como se nos ocurran, de fruta sola o de combinaciones de varias, aunque es cierto que si no añadimos ningún edulcorante, algunas frutas congeladas como la sandía pueden perder casi todo su sabor y quedarse únicamente en hielo.

Además, una posibilidad para sustituir el azúcar que suelen llevar los polos industriales es añadir una cucharada de miel disuelta en zumo de limón por cada por cada litro de zumo de fruta. También se puede incluir hierbas aromáticas que le den más sabor como la albahaca, el cilantro o la hierbabuena, aunque también se puede reemplazar por estevia, sacarina o azúcar moreno.

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Hay frutas como el plátano que ya son bastante dulces por lo que no requieren un extra. Incluso se pueden hacer mezclas con infusiones como el hinojo o el té con menta, o añadir una parte de yogur desnatado si queremos darle algo de cremosidad.

Al llegar a casa solo tendremos que abrir la nevera para encontrarnos con un refrescante polo que os servirá como capricho de menos de 50/100 calorías, apetecible y saludable. Un ejemplo más de que se puede cuidar la alimentación y disfrutarla a la vez. Y todo gracias al hielo.

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